lunes, 10 de mayo de 2010

Antonio de Nájera

(primera mitad del s. XVII) Cosmógrafo castellano o portugués. Escribió un tratado de náutica muy utilizado durante el s. XVIII, Navegación especulativa y práctica (1628), en el que da instrucciones sobre la navegación en aguas de América.

Andrés de Nájera

Escultor activo en Castilla. Su obra de talla e imaginería le valió el título de «hombre sabio y experto», aunque hoy no se conozca suficientemente su personalidad artística, pues no nos ha llegado ninguna obra completamente suya. Las conocidas en las que consta que intervino son fruto de su colaboración con otros artistas. Así, la sillería alta del coro de la catedral de Burgos, que realizó con Bigarny, y la sillería de la catedral de Santo Domingo de la Calzada, en la que colaboró Guillén de Holanda.

Miguel Najdorf

(Varsovia, 1910 - Granada, 1997) Ajedrecista argentino. Alumno de Tartakover, con tan sólo veinte años fue profesor de este deporte de mesa. Su temperamento y su inagotable entusiasmo por arrancarle a las sesenta y cuatro casillas sus secretos contagiaron a muchos ajedrecistas y aficionados. Como él mismo reveló, siempre transmitió el consejo aprendido: “el que abandona nunca gana una partida”. Pero también reconocía que había que aprender a perder, y eso también se lo enseñó el tablero.

En 1939 la Segunda Guerra Mundial le sorprendió en Buenos Aires. En esta contienda fallecieron sus padres y cuatro hermanos, asesinados por los nazis. Najdorf, entonces, decidió instalarse en esta ciudad. Casualmente en la capital de Argentina se celebraba por esas fechas la VIII Olimpiada de Ajedrez, en las que Najdorf repitió la participación que ya hiciera en 1935 (Varsovia) y Estocolmo (1937).


Miguel Najdorf (izquierda) en un
enfrentamiento con Fischer (1960)

En 1950 alcanzó la categoría de gran maestro internacional y quedó en quinto lugar en el Torneo de Candidatos disputado entre países. En 1961 venció en los torneos de Mar del Plata y La Habana. Najdorf no defraudó a sus seguidores y participó en varias olimpiadas ajedrecistas en las que consiguió excelentes resultados para el equipo argentino, como fue el caso del subcampeonato de Helsinki de 1952.

Fue nueve veces Campeón de Argentina, en el período que va desde 1949 a 1975. Fue, asimismo, miembro del equipo “Resto del Mundo” que se enfrentó a la URSS en 1970, y consiguió un meritorio empate con el ex campeón mundial Mikhail Tahl (una partida perdida, una ganada y dos tablas). Entre sus mejores victorias también se encuentran los torneos de Amsterdam, 1950; La Habana, 1962, donde superó, entre otros, a Spassky, futuro campeón mundial; y Mar del Plata, 1965.

Najdorf fue durante muchos años uno de los diez mejores ajedrecistas del mundo, además de estar considerado, junto a Reshevsky y Gligoric, como uno de los mejores jugadores de Occidente. Tenía gran habilidad para las partidas rápidas y a ciegas, tanto que en 1947 superó la plusmarca mundial de partidas simultáneas a ciegas, al jugar 45 en Brasil. Su estilo de juego era agresivo, amante de los sacrificios, y su nombre estará siempre unido a una de las más populares variantes de la defensa siciliana.

Vidiadhar Surajprasad Naipaul

(Trinidad, 1932) Escritor de origen indio, considerado uno de los mayores escritores vivos en lengua inglesa, cuya amplia obra, humorística, satírica, costumbrista, repleta a la vez de ternura y crueldad, fue premiada con el Nobel de Literatura en 2001.

Vidiadhar Surajprasad Naipaul nació en Chaguanas, un pequeño pueblo de la isla de Trinidad, el 17 de agosto de 1932. Sus abuelos, indios, habían abandonado las planicies del Ganges a fines del siglo XIX, y se habían integrado en la reducida comunidad de brahmanes -la casta más alta en la jerarquía del hinduismo- que llegó a Trinidad.


V. S. Naipaul

Su padre, Seepersad Naipaul, ejerció el periodismo de forma autodidacta y mantuvo aspiraciones literarias durante varios años; como ha sucedido en otros casos familiares, no fue él, sino su hijo, quien recibió las condiciones de vida necesarias para dedicarse al oficio de escribir. (También su hermano Shiva, que murió a los cuarenta años, en 1985, alcanzó a ganarse una sólida reputación como novelista.)

Cuando el padre consiguió un trabajo como periodista en la capital, Puerto España, la familia debió abandonar el pueblo y, al mismo tiempo, las pocas costumbres que aún los ataban a su pasado indio. A los seis años de edad, Naipaul entró a estudiar en el Queen’s Royal College. Pero en la capital había pocos inmigrantes indios; la familia de Naipaul se fue aislando, encerrándose en su propia casa, como si se tratara de extranjeros.

En esa casa, Naipaul escuchaba las lecturas de su padre. Según ha escrito, el padre leía varios libros a la vez sin terminar ninguno, y lo hacía menos en busca de la trama que para encontrar, en ciertos escritores, las cualidades especiales de cada uno. Estas lecturas (Shakespeare, Dickens, algo de Joseph Conrad) eran distintas de lo que el niño aprendía en la escuela, y verdaderamente más ricas que las que realizaba por su cuenta: la lectura fue, para Naipaul, una tarea difícil; los personajes, las costumbres, los escenarios que aparecían en los libros eran demasiado lejanos, extraños a su propia experiencia, casi incomprensibles.

Mientras tanto, la idea de escribir ya se había instalado en él. Cuando decidió que sería escritor, tenía once años; cuando abandonó definitivamente su país, persuadido de que sólo en Gran Bretaña podría aprender a escribir, tenía dieciocho. ¿Qué fue lo que ocurrió entre ambos eventos? Naipaul ha hablado mucho de esos años cruciales, del sentimiento de ser extranjero en su propia tierra, de su incapacidad para hacer amigos en la ciudad extraña, de su poca comprensión del lugar en que se hallaba. «Muy pronto -escribió- llegué a comprender que había un mundo más allá, afuera, del cual nuestro mundo colonial era apenas una sombra.» En ese mundo estaba la posibilidad de escribir, de ser escritor; con esta idea en mente atravesó la escuela secundaria. Hizo algunos descubrimientos: su padre le contaba historias acerca de su propia comunidad hindú; leyó El lazarillo de Tormes y tuvo, por primera vez, la satisfacción de encontrar en un libro un mundo como el que siempre había conocido.

Hacia 1950 surgió la posibilidad del viaje: el gobierno colonial ofrecía cuatro becas consistentes en la posibilidad de estudiar en cualquier institución del imperio británico durante un período de siete años. Naipaul ganó una de esas becas; viajó a Oxford y allí pasó los siguientes cuatro años de su vida. Después declaró que no lo había hecho por el viaje ni por el curso de inglés, sino para darse tiempo de ser un escritor; pero le resultaría más difícil de lo que había pensado. Ni en esos cuatro años, ni en el año siguiente, logró escribir. Y luego, de repente, el material de las historias que su padre le contaba, el material de sus propias vivencias, se le presentó como una revelación.

Pero otras cosas sucedieron durante ese tiempo: en 1953 murió su padre; Naipaul sufrió una crisis nerviosa e intentó suicidarse; en 1955 se casó con Pat Hale, a quien había conocido en Oxford, y enseguida comenzó a trabajar como locutor de radio para el programa Caribbean Voices de la BBC. Mientras tanto, los editores habían leído los relatos de Miguel Street, y presionaron a Naipaul para que escribiera una novela. Naipaul presentó El sanador místico (1957) y, al año siguiente, The suffrage of Elvira. Miguel Street se publicó en 1959. Paralelamente, se había ganado una posición como reseñista literario en el New Statesman. En tres años, el joven de Trinidad se encontró instalado con plenos poderes en las letras inglesas.

Fue entonces -corría el año 1961- cuando, tras la publicación de Una casa para el señor Biswas, Naipaul se encontró con el reconocimiento del mundo entero; tanto la crítica de Estados Unidos como la de Gran Bretaña calificaron la novela de obra maestra y comenzaron a incluir a su autor entre los grandes prosistas de la lengua. La historia del señor Biswas es, sin duda, una de las comedias sociales más agudas, pero también más conmovedoras, de la literatura en inglés del siglo XX. Naipaul la escribió con su padre en mente: el señor Biswas es otra forma del señor Seepersad Naipaul: factótum caribeño al principio, periodista autodidacto al final, su vida entera fue una larga empresa: la de hacerse un lugar en el mundo.

Al narrar su historia, Naipaul agotaba -aunque no lo supiera entonces- el material novelístico que había sacado de su isla. Entonces, de manera providencial, recibió una comisión para viajar por las colonias esclavistas del Caribe y escribir sobre ellas. «Tenía la idea de que un libro de viajes era un intervalo glamoroso en la vida de un escritor serio», dijo después. Y luego: «La ficción, la exploración de nuestras circunstancias inmediatas, me había hecho avanzar un buen trecho de camino. Los viajes me llevarían más lejos».

La literatura de viajes

Así fue. En la crónica personal de sus viajes Naipaul encontró una nueva herramienta moral y estética, un instrumento con el cual interpretar el amplísimo mundo que comenzaba a desbordarse en su imaginación y que, de seguro, ya no cabía en sus novelas. Lo primero fueron aquellas colonias esclavistas, transformadas en The middle passage (1962); luego, en 1964, Naipaul publicó el resultado de un año de viajes por la India, el país de sus antepasados, el país al que nunca había ido hasta ese momento: An area of darkness. Se trata, aún hoy, de un estudio de lucidez incomparable; se trata también del texto que dio a Naipaul su difícil reputación de intelectual paternalista. En él, las múltiples formas de la discriminación, de la pobreza, de la calamidad india son puestas bajo el microscopio, son despojadas del romanticismo de Edward Forster o de Rudyard Kipling en la misma lengua de Forster o de Kipling: eso en sí fue revolucionario.

A partir de ese momento, el viaje y la escritura del viaje constituyeron la principal disciplina de Naipaul. Su novela En un estado libre ganó el premio Booker en 1971, y al año siguiente apareció la colección de ensayos The overcrowded barracoon: entre la ficción y el ensayo, Naipaul se movió con la misma dureza moral y la misma elegancia estilística. India: a wounded civilization (1977) es un intenso estudio de uno de los acontecimientos que han marcado la India contemporánea: el estado de emergencia declarado por Indira Gandhi a principios de los años setenta. Luego vinieron Sudamérica, África, Irán, Malasia y Pakistán.

Movido por el afán de entender y por una curiosidad voluntariosa pero honesta, Naipaul comenzó a contar el mundo como ninguno de sus contemporáneos, y, de paso, a cuestionar la hegemonía de la novela como método de conocimiento o, simplemente, como género literario reinante. «En tanto que forma, es ahora lo suficientemente común, y lo suficientemente limitada, como para ser enseñable», escribió. Entre los creyentes (1981) resultó ser una incursión feroz en el mundo del islam árabe; diecisiete años más tarde, Beyond belief, la crónica de sus viajes por los países no árabes de religión islámica, cerró el ciclo. Ambos libros relatan un cuadro total de fundamentalismo, de violencia íntima y también pública, de gentes y lugares al borde de la tragedia.

La etapa autobiográfica

Luego de la magistral novela -y controvertida: para Paul Theroux no fue más que un gigantesco fracaso- El enigma de la llegada (1987), Naipaul fue hecho caballero del Imperio Británico. Nadie puede saber cómo recibió sir Vidia ese honor; de él se ha dicho que ha querido ser más británico que los británicos, y se le ha acusado de occidentalizante, ese curioso neologismo, y de repudiar sus raíces. El enigma de la llegada cuenta la historia de un joven caribeño que llega a Inglaterra y se va transformando, poco a poco, en un escritor. El narrador y personaje (la novela es arduamente autobiográfica) emerge de sus trescientas páginas casi invulnerable.

La entrega del Premio Nobel de Literatura a Naipaul coincidió con la publicación de su novela Half a life (2001). Desde hacía varios años, su nombre entraba y salía de las listas preliminares. Se habló de universalidad, de cosmopolitismo, de escritura global como argumentos para la decisión de la Academia Sueca. Naipaul, desde su casa de Wiltshire, se limitó a manifestar su contento. «El descubrimiento de todo relato es moral», dijo alguna vez; en sus libros está la constancia de ese descubrimiento. Ésta, y no otra, es la más profunda satisfacción de su lectura.

Sami Naïr

(Tremecén, 1946) Político y pensador francés de origen argelino que ha destacado como uno de los más brillantes especialistas europeos en cuestiones de inmigración y como asesor del gobierno francés para las políticas relacionadas con estos movimientos de población. En su obra ha plasmado su sueño de un mundo solidario, en el que la integración de los inmigrantes y la superación de las diferencias entre hombres y culturas se produzca mediante un diálogo enriquecedor.

Sami Naïr nació el 23 de agosto de 1946 en Tremecén, Argelia. Sin embargo, no permaneció en dicho país durante mucho tiempo. Su padre, Lakdar Naïr, era militar del ejército francés y cuando su hijo contaba tan sólo un año de edad, la familia se trasladó a Belfort, Francia.


Sami Naïr

Allí realizó sus estudios de primaria y secundaria. Su origen argelino marcaría profundamente su vida, ya que éste fue el motivo de su enorme y temprano interés por las diferentes culturas mediterráneas y sus estudios sobre inmigración.

Tras sus primeros años de estudios, los intereses del joven Naïr se dirigieron hacia los estudios jurídicos. Así, con dieciocho años marchó a París, donde inició la carrera de derecho en la Sorbona. Sin embargo, su mente inquieta le llevó a interesarse muy pronto por otras disciplinas ajenas a los códigos y la legislación, de manera que, a partir de 1967, comenzó a cursar estudios de filosofía en el mismo centro universitario, donde obtendría finalmente la licenciatura.

Su interés por la actividad política comenzó a gestarse también en la década de los sesenta, como no podía ser de otra manera, pues estudió en plena época de auge de los movimientos sociales que desembocaron en el Mayo del 68. Durante este tiempo, sus inquietudes intelectuales y sus cualidades como estudiante llamaron la atención de sus profesores, algunos de ellos intelectuales muy respetados, lo que le llevó a ocupar la plaza de asistente del profesor Lucien Goldmann, durante su estancia en la Sorbona.

En 1970, tres años antes de obtener el título de doctor en filosofía, fue nombrado asistente del Departamento de Filosofía de la Universidad de París VIII por el reputado pensador Michel Foucault. Apasionado de la vida académica, continuó estudiando en dicha universidad hasta 1978, fecha en la que obtuvo el doctorado en letras y ciencias humanas. Al año siguiente, Naïr fue nombrado titular de la cátedra de teoría política en la Sorbona.

En defensa de la inmigración

De sus múltiples facetas como político e intelectual, aquella por la que Naïr ha llegado a ser más conocido y apreciado ha sido la de defensor de los derechos de los inmigrantes, que le ha llevado a involucrarse en el debate sobre la inmigración, con una postura de oposición radical a cualquier manifestación xenófoba o racista.

En 1994 el presidente francés, François Mitterrand, le solicitó la elaboración de un informe que se convirtió en un modelo de integración de inmigrantes y que definía el concepto de codesarrollo como idea central para contribuir a dicho fin. Tras la elección de Lionel Jospin como primer ministro, en junio de 1997, Naïr fue nombrado delegado interministerial para el Codesarrollo y las Migraciones Internacionales, con lo que quedó bajo su cargo la política francesa en materia de gestión de los flujos migratorios.

La denominada «fórmula Naïr» sobre el codesarrollo -que persigue acabar con la cuestión de la inmigración o, al menos, lograr que ésta deje de ser considerada como un problema social- ha llegado a convertirse en uno de los ejes centrales de la política europea sobre flujos migratorios. Sobre este asunto, Naïr afirmó en una ocasión: «La inmigración no es un problema político. Es un fenómeno social, como el crecimiento demográfico, el aumento de los matrimonios o de los divorcios o la distribución territorial de la población, que obedecen a tendencias de gran peso». A lo que añadía: «La función de los poderes públicos no debe ser jugar con los fantasmas y los miedos que surgen inevitablemente de estas mutaciones sino explicar la situación a la población, hacer que se respeten los derechos y deberes de los recién llegados y aprovechar para ampliar el campo de acción del Estado de derecho». Lo contrario, aseguraba, sería convertir la inmigración en «mercancía electoral».

La «fórmula Naïr» se ha relacionado con el comportamiento real de los inmigrantes: éstos, cuando emigran para trabajar en un país extranjero, ahorran el dinero que ganan para enviárselo a sus familias. Así pues, se trataría de favorecer la capacidad de ahorro de los inmigrantes y encauzar este dinero hacia proyectos en sus países de origen. De esta manera, el objetivo a cumplir consiste en establecer microproyectos y relaciones horizontales entre los municipios de los países de acogida y los de origen.

El plan de Naïr contiene además otras ideas destinadas a normalizar la relación entre los inmigrantes y la sociedad. Para organizar los flujos migratorios y evitar que la inmigración desborde la capacidad de acogida de los países desarrollados, propone poner en marcha, en coordinación con los países de origen, políticas de cupos, lo que además supondría mayores dificultades para las redes mafiosas dedicadas a introducir en otros países mano de obra ilegal. Es exactamente la misma política que ha sido seguida con éxito por la mayor parte de los países europeos, incluida España.

Aunque las aportaciones de Sami Naïr en materia social poseen un perfil político bien definido, sus postulados han bebido de muchas fuentes diferentes y en ocasiones dispares. Cuando se ha pronunciado sobre su ideología, se ha definido a sí mismo como un socialista republicano, pero, sobre todo, como un intelectual heterodoxo, como una persona «irreductiblemente libre de toda ortodoxia». Ello le llevó a integrarse en el Movimiento de los Ciudadanos, fundado en 1993 y que pretende ser un partido de izquierdas, a medio camino entre el Partido Comunista (PCF) y el Partido Socialista (PSF), con fuertes componentes sociales y por el que fue elegido eurodiputado.

Además de su labor intelectual y política, Naïr ha desarrollado una intensa actividad docente, que le ha llevado a impartir cursos en distintas universidades de Estados Unidos, Latinoamérica, Europa y el Magreb. En España ha dirigido, desde comienzos de 1996, la primera cátedra de estudios mediterráneos, fundada en la Universidad de Valencia.

Ha escrito numerosos artículos de filosofía, economía, crítica literaria y ciencias políticas en las principales revistas académicas de Francia y de otros países. Firma con frecuencia artículos en periódicos franceses como Le Monde y Libération o el español El País. Sus libros han sido traducidos al inglés, al italiano, al griego, al portugués, al castellano y al catalán. Entre ellos destacan Le regard des vainqueurs, les enjeux français de l’immigration (1992), El Mediterráneo hoy, entre el diálogo y el rechazo (1995), En el nombre de Dios (1995), Le déplacement du monde (1996, en colaboración con Javier de Lucas), Politique de civilisation (1997, en colaboración con Edgar Morin), Las heridas abiertas (1998), El peaje de la vida (2000, en colaboración con Juan Goytisolo) y La inmigración explicada a mi hija (2001).